Si es tu primera visita al blog, te recomendamos que leas la primera publicación, puede ayudarte a entender un poco mejor todo esto. . . .

martes

Nuevo

Ya
Ya se dijo todo
Todo lo que pensaba decir
Y sin embargo
Esa ridícula emoción sigue vibrante en el cuerpo

Cuenta la presbicia del huracán en las lejanas cumbres del centro atlántico que ya no hay nada nuevo que contar
Ya no hay nada nuevo que decir
Nada nuevo que ver
Ni nada nuevo que sentir

Todo eso que se siente, alguien ya lo sintió antes
Y así, el ciclo suena tan previsible que parecería que ni siquiera valdría la pena recorrerlo

Pero se hace
Se dice
Se cuenta
se ve
Se recorre el ciclo
Y se redescubre. . . .

viernes

El conocimiento intrínseco del universo

Si estamos sentados en sillas a metros de distancia, mirando puntos disímiles sin sentido, frente a pantallas opuestas que nos devuelven lo que les damos transformado a nuestras anchas, y es eso justamente lo que venimos a hacer ¿Cómo pretendíamos alcanzar el conocimiento intrínseco del universo?
¿Cómo se nos ocurrió, estando tan lejos desde lo físico, y tan inmiscuidos en nuestros mundos abstraídos de la realidad que nos unía, que podíamos pensar igual, y resolverlo juntos como si fuéramos parte de lo mismo?
La realidad es muy confusa por momentos, y su inmensa complejidad suele sentarnos demasiado grande para nuestros pequeños cerebros. Sin embargo, un momento, un ínfimo instante de inspiración puede transformarlo todo y darnos información directa del más allá que nunca hubiéramos creído dentro de la gama de lo posible. Y efectivamente, lo pensamos. Pensamos que juntos, a metros de distancia y absortos en cuestiones disímiles, podemos resolver el conocimiento intrínseco del universo, porque desde el momento en que la vida se hace física, el ser aprende, y se transforma entonces en una minúscula parte de lo mismo, aportando su nuevo conocimiento al todo que ya estaba desde antes de nacer.
Que estemos separados ya no significa que no estemos juntos, y juntos, podemos evolucionar eternamente, porque todos es perfectible, y en eso se basa el conocimiento intrínseco del universo.

Ludwig. . . .