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lunes

El Pendejo

Ella sabía se solitaria
Y lo anhelaba
Ella estaba harta ya de buscar
Sin sentido quizá
A aquél con la capacidad de mirarla a los ojos.

Ella era el mar
Y era la noche
Pero brillaba como el día
Y en la tierra se entendía

Ella era el amor en estado puro
Y para él encontrarla
Fue quizá lo más absoluto.

El pendejo la miraba sin miedo
El pendejo la contemplaba como a una deidad
El pendejo le dedicaba cada humilde pensamiento brotante de su alma.

Ese extraño ser sabía se con todo lo que ella buscaba
Pero entendía que era demasiado extensa la distancia que los separaba
Horrible distancia que el tiempo así afianzaba.

El pendejo la amaba sinceramente
Pero ella jamás lo aceptaría
Simplemente porque no lo veía
Y eso él ya lo sabía.

A veces nada más nos toca entender
Que no estamos en el lugar correcto
Por momentos pondera comprender
Que la situación no permitirá lo que es incierto.

Por eso
Con todo el dolor que eso conlleva
El pendejo y por pendejo
Decide callar
Porque aquello que es callado
Nunca ha pasado
Y aún sabiéndose con la capacidad de mirarla a los ojos sin dejo de temor alguno
Aún después de derretirse ante cada ínfimo rose con su piel
Aún a sabiendas de su belleza y entereza
El pendejo no lo exteriorizará.

Esperará a que el momento aparezca
Y el destino decida lo que deba
Para que el ciclo nunca pierda la esencia
Y ni ella ni el entorno lo padezcan.

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